Resumen
El profesor será quien dé las explicaciones y a quien se las
pidan, pues será él quien deba elevar al niño a su nivel y le hará surgir
preocupaciones más maduras. Deberá profundizar sobre la explicación y el
asombro infantil para que el niño pueda acceder al pensamiento universal. Su rol será crítico, planteará cuestiones
para exigir respuestas. Si la mayor virtud del pensamiento reside en el asombro
como necesidad de comprender, el rol fundamental del profesor será el de
suscitar al asombro.
En la clase tradicional el alumno se dirige al profesor y le
pide explicaciones: el alumno no ha comprendido muy bien la tarea que debe
realizar. El profesor señala las faltas y los alumnos buscan las
rectificaciones; en caso de dificultad recurren al profesor.Salvo raras
excepciones, se refieren a la información técnica. Ello no demuestra un
verdadero asombro, la necesidad de comprender. Las preguntas nacen en el
alumno, en el transcurso de una tarea y cuando el profesor asiste dispuesto a
intervenir en la ejecución de la tarea. La calidad del cuestionamiento depende
de las tarea propuesta. El desarrollo del cuestionamiento requerirá su estudio
en función de la finalidad buscada.
La necesidad del profesor de suscitar el asombro en el
alumno nos conducirá a las mismas conclusiones. En la clase tradicional, el
maestro plantea preguntas a los alumnos con el único fin de producir una
respuesta que él tiene preparada y que debe hacer pasar. Un buen maestro jamás
traerá una noción nueva sin haber tratado de crear la necesidad y de hacer
comprender el sentido y experimentar la necesidad. La cuestión de
descubrimiento solo tiene interés para los más inteligentes y los más lentos
descansan confiados de que otro contestará por toda la clase.
El rol del profesor es importante, despierta el interés. En
el fichero, el alumno está solo consigo mismo. El maestro viene a ser al auxiliar
indispensable. La pregunta escrita sobre el contenido, o bien sobre la pregunta
misma. El fichero permite así levantar la hipótesis de una comunicación
explicativa perceptiva restableciendo el asombro y la comunicación
cuestionante.
Por una parte, a pesar de su deseo de comunicar a los demás
sus explicaciones y de hacérselas participar, al niño le repugna que le censuren lo que e´l ha encontrado y le
parece evidente. Por otra parte, esta repugnancia evidente se reviste de una
capacidad natural para la introspección. El niño resuelve fácilmente problemas
de los que es absolutamente incapaz de dar la justificación. El profesor no
tiene necesidad de justificación, pero los alumnos tienen necesidad de
comprender.
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