La escuela tradicional enseña a leer y a escribir, imparte normas de ortografía, de urbanidad y algoritmos aritméticos básicos. Pero lo que en realidad se busca es dotar de trabajadores obedientes y rutinarios a las fábricas pues refuerza el castigo, el grito y la vara. La sociedad cambió y ya la escuela tradicional no responde a las nuevas necesidades. Se torna obsoleta, ineficiente e inadecuada porque la sociedad cambiante le plantea nuevos retos y nuevas demandas. A pesar de ello, la escuela dominante sigue siendo la escuela tradicional, pues hoy en día no existe la escuela para afrontar los retos necesarios del mañana.
La lentitud de la escuela para adecuarse a las transformaciones de la sociedad contemporánea contrasta con la creciente velocidad de los descubrimientos científicos. Según Reich (1993), en muy pocas escuelas se privilegia el pensamiento sobre el aprendizaje mecánico. Entre los maestros existe una fuerte convicción de que los problemas que afronta la educación contemporánea son propios del subdesarrollo. La escuela tradicional entró en crisis porque dejó de ser una respuesta a las nuevas situaciones sociales, económicas y políticas del mundo contemporáneo.
1. Desarrollar los procesos de pensamiento
Es absurdo pretender que la escuela siga concentrada en los aprendizajes como lo ha hecho desde tiempos inmemorables. Se torna como prioritaria la capacidad para comprenderlo, interpretarlo y procesarlo. El mundo contemporáneo exige la formación de individuos con mayor capacidad para el análisis, la interpretación y la síntesis.
La verdadera esencia del trabajo simbólico es la capacidad de análisis. La capacidad de abstracción es la verdadera esencia del análisis simbólico. El analista simbólico realiza este proceso ente los problemas relevantes para la sociedad. Su trabajo radica en procesar símbolos, en encontrar regularidades, en identificar oportunidades, en generar modelos.
2. Garantizar una comprensión básica del mundo
El desarrollo de los procesos de pensamiento no bastaría como finalidad cognitiva de la educación. Se requieren instrumentos de conocimientos propios de cada una de las ciencias; y que los estudiantes posean proposiciones y conceptos claros y organizados que permitan la representación adecuada del mundo. La capacidad de almacenar conocimientos particulares se está tornando prácticamente ilimitada. Cualquier información está al acceso de cualquier individuo. La información fluye, es libre y cambiante a ritmo acelerado. Lo que se requiere son conceptos y redes conceptuales presentes en cada uno de los estudiantes.
No basta con enseñar a pensar a los alumnos. También es necesario proporcionarles herramientas cognitivas sobre las cuales ejercitar esa capacidad intelectual. El aprendizaje de una información no tiene sentido si antes no están presentes en el individuo unas herramientas del conocimiento que le permitan entender su significado.
3. Enseñar a leer comprensivamente
En los inicios del siglo XXI, uno de de cada seis habitantes del planeta, en plena sociedad globalizada, no tiene acceso a la comprensión de los anuncios que ven en las calles, ni menos de un cuento o de un artículo científico. El éxito o el fracaso escolar queda prácticamente sellado para el niño en su primer año de vida escolar y en este proceso el aspecto educativo más importante es el aprendizaje de lecto- escritura.
La comprensión lectora está lejos de ser una meta alcanzada por la escuela actual y que no lograrlo, condena al niño a una vida de fracasos escolares; por ello la obtención de la comprensión lectora se constituye en uno de los principales retos a alcanzar frente a los retos educativos del siglo XXI. Todo indica que es aún más importante que aprehender a leer y a escribir, es aprender a leer y escribir en el idioma nativo, y esa meta aún estamos muy lejos de alcanzarla.
4. Formar individuos e instituciones flexibles
La prioridad por formar individuos flexibles es una necesidad contemporánea. El trabajo rutinario, sincronizado y cumplido que exigían las empresas y las instituciones, va en contra a las tendencias mundiales. Los individuos que pensaban por sí mismos, que tomaban sus propias decisiones se constituían en un problema. Hoy en día, el mundo ha comenzado a valorar la flexibilidad.
La flexibilidad no solo tiene que ver con la formación de individuos de mentalidad amplia. Involucra a las instituciones y a todo el sistema educativo. La flexibilidad se refiere a las instituciones, al currículo, a la adecuación a las condiciones geográficas, sociales, físicas y mentales de los individuos, a la atención a la diversidad. Frente a un sistema educativo tradicional, rígido y homogenizante, un sistema educativo creado a imagen de la fábrica y formador de obreros y empleados, en el que las asignaturas esenciales han sido la sumisión y la rutina. El papel de la escuela es humanizar al hombre; es decir, hacerlo más pensante, amoroso y más actuante.
5. La formación de individuos más autónomos
La escuela se enfrenta al reto de formar individuos que estén en capacidad de tomar todas y cada una de sus decisiones de manera responsable, y para ello requiere formar individuos autónomos. Estos individuos estudiarán a sus propios ritmos, en sus propios espacios y tiempos; luego, se convertirán en trabajadores que tendrán que tomar a diario decisiones, porque ya no deberían tener un jefe autoritario que decida por ellos.
Difícilmente en encuentra una finalidad más importante que la autonomía, que el estudiante piense, valore y actúe por sí mismo y en el que la educación lo ayude a elaborar su propio proyecta de vida. Solo allí culmina propiamente el proceso educativo y por eso para todo maestro consciente debería siempre ser una meta el lograr que el alumno deje de necesitar su apoyo y participación, para que su estudiante viva por sus propios medios en la dirección que determine.
6. Favorecer el interés por el conocimiento
El interés por el conocimiento es el verdadero motor de todo proceso proceso intelectual. Sin interés, de poco valdría la comprensión o la habilidad para pensar, pues el objetivo de todo maestro es el que su alumno aprenda a aprehender, para que sus enseñanzas sigan teniendo impacto aun cuando él no esté. Para lograr esto, se requiere cultivar el interés por la ciencia, la necesidad de preguntarse, la motivación por comprender el funcionamiento del mundo social, natural y matemático.
7. Favorecer la solidaridad y la diferenciación individual
Aunque el individualismo es un sello característico de la sociedad occidental actual, la preocupación por los demás también es una tendencia natural del ser humano. Aristóteles decía que el hombre es un ser social, un ser que no puede subsistir de manera aislada. Einstein argumentaba: "Al pensar en nuestra vida y trabajo caemos en cuenta de que casi todo lo que hacemos y deseamos está ligado a la existencia de otros hombres (...). Así, debemos confesar que si aventajamos a los animales superiores es gracias a nuestra vida en comunidad". El trabajo se hace cada vez de manera más grupal y colectiva. Esta necesidad de favorecer la solidaridad se acrecienta en el mundo actual.
8. Desarrollar la inteligencia intra e interpersonal
Vivimos en una sociedad en que domina la soledad, aislamiento y depresión de sus miembros. Seguramente, algún día la historia humana juzgará a la publicidad el efecto sobre la cultura humana de la invasión del hogar por televisores y celulares. Vivimos en una época que ha ido eliminando el tiempo libre. Sociedad adicta al trabajo cuyo tiempo laboral lo toma de la familia, la diversión, la lectura o el deporte. Empresas que exigen disponibilidad completa, pero a cambio ofrecen inestabilidad, ansiedad y ausencia de comunicación.
En este contexto social, laboral, familiar, histórico y cultural, la preocupación por la estabilidad psicológica y afectiva de cada uno de sus miembros, y en especial de los niños, cobra especial atención. En particular, la responsabilidad creciente de la escuela para formar niños que se conozcan más así mismos y que sepan leer los gestos y las expresiones de los demás. Niños más inteligentes intra e interpersonalmente.
9. Construir una escuela responsable
La escuela actual es profundamente irresponsable, ya que no se compromete ni garantiza nada. Cualquier falla en el proceso la traslada al alumno, a su familia o en el peor de los casos, a la sociedad; pero ella misma, casi siempre elude toda responsabilidad.
Los maestros universitarios responsabilizan del fracaso a los docentes y a la escuela básica en su conjunto. Los maestros de bachillerato ubican el problema en los maestros de primaria, éstos lo trasladan a las profesoras del preescolar. Los profesores de preescolar prefieren responsabilizar a los padres, al tiempo que éstos descargan por lo general su responsabilidad en la televisión. Los maestros, en su conjunto, culpan a los Ministerios de Educación y a los exámenes de Estado. Los Ministerios de Educación, por su parte, responsabilizan a los maestros. Lo único claro es que cada día estamos peor y aparentemente nadie es responsable a juzgar por los egresados del sistema; pero el problema ya tocó fondo y exige medidas inmediatas.
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