Resumen
Esta pedagogía se funda en la superioridad del aprendizaje
sobre la enseñanza. El maestro es en su clase el agente principal de un cierto
número de informaciones. Podrá aportar al alumno su saber bajo la forma de
exposiciones magistrales más didácticas. Sin embargo, interviene un nuevo
factor: el hecho de una pregunta que devuelva la iniciativa al grupo: ¿cómo
provocar la iniciación en los alumnos?, ¿se debe suprimir la lección magistral?
La actitud no-directiva excluye una cierta forma de
didactismo. Es el rol expectativo lo que se quiere señalar al comparar
no-directividad y no-didactismo. Una actitud directiva conduce al profesor a
proporcionar las informaciones de las cuales es el principal experto.
La eficacia de la aportación profesoral dependerá de que el
profesor se niegue a sacar provecho de su condición de experto principal para
establecer su prestigio. Quien está informado sobre los datos del problema o de
su solución se convierte en objeto de atracción. Este personaje goza de un
estatus de prestigio.
Ningún profesor deberá perder jamás de vista la ambigüedad
de su estatus dentro del grupo humano que es la clase. Además de inevitable, el
conflicto es deseable, objeto de elucidación de los interesados. La solución de
las dificultades dependerá de esta congruencia de la personaje con el personaje
que mantendrá al profesor a igual distancia de la voluntad de poder.
El profesor dispone de muchos medios para poner su saber a
disposición. En el régimen no-directivo, donde la confección de los programas y
la elección de los temas dependen en gran parte de la decisión de los alumnos,
el profesor se verá obligado a multiplicar este tipo de intervención.
Una vez liberado el personaje omnisciente, el maestro podrá
solicitar el plazo necesario para la verificación de un hecho histórico. Este
método mostrará a los alumnos que la cualificación profesional de un profesor
no ha de hacerse según el tipo de erudición. Un profesor encontrará la mejor
ocasión de llevar a cabo el ideal mismo de su función pedagógica: pensar en voz
alta para los demás, improvisar manteniendo el rigor de la argumentación y
hacer prueba de un uso inteligente, ingenioso y coordenado del saber; a esto se
llama "ser maestro. El curso no es un fin en sí y mucho menos un ídolo al
que haya que sacrificar todo, sino solo un instrumento de trabajo común.
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